martes, 17 de enero de 2012

Bashar Assad



No me gusta darle cancha a este tipo de gente, pero lo que es cierto es que lleva días acaparando la prensa mundial. Lo he representado escueto y tal cual, sin calaveras, ni alas de murcielago, ni devorando niños, creo que ese rostro de cebollino enmarca perfectamente las míserias de unos pobrehombres que por circunstancias de la vida, acaban teniendo un poder colosal que funden y confunden con sus obsesiones y complejos.

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